lunes, 25 de junio de 2012

Piojos, esos molestos inquilinos

La pediculosis de la cabeza es, junto al resfriado común, una de las enfermedades más contagiosas. Esta parasitosis afecta principalmente a niños de edades comprendidas entre los 3 y 10 años


¿Qué son? La infestación por pio­jos es una de las parasitosis conocidas desde la más remo­ta antigüedad. Los piojos son pequeños insectos hematófagos, es decir, se alimentan de la sangre.
Este insecto, con un tamaño de 1 a 4 mm, de aspecto alargado y color marronoso, necesita ingerir sangre humana varias veces al día y no vive fuera del cuerpo humano más de 1 a 3 días, aunque raramente lo hace más de 24 ho­ras. No tiene alas, no vuela, no salta pero se desplaza rápidamente por el pelo seco, mo­viéndose torpemente por el pelo húmedo.

¿Cómo se contagian?La pediculosis de la cabeza es, junto al resfria­do común, una de las enfermedades más con­tagiosas. Esta parasitosis afecta principalmente a niños de edades comprendidas entre los 3 y 10 años. La presencia de piojos en la cabeza en absoluto significa falta de hábitos higiéni­cos, ya que de hecho tienen predilección por los cabellos limpios. No entrañan riesgos para la salud y tampoco debe ser motivo de ver­güenza u ocultación, sino todo lo contrario, ya que la detección precoz es junto con un trata­miento seguro y eficaz, uno de los pilares para la erradicación.
El piojo se aloja sobre el cuero cabelludo so­bre todo en la zona de la nuca y detrás de las orejas, por la mayor temperatura que hay en estas zonas. Se transmiten en la mayoría de casos, tras un contacto directo y prolongado con una persona infestada. Esto se debe a que el parásito necesita un cierto tiempo para pa­sar de un mechón a otro, ya que sólo lo hace con los ganchos de su primer par de patas. Existe cierta controversia con la creencia de su transmisión a través de utensilios (peines, go­rros, bufandas, etc.).

Síntomas
Aproximadamente el 50% de los casos se pre­senta asintomáticamente, encontrándose lien­dres en el pelo sin ningún tipo de manifestación clínica. En los casos sintomáticos, la principal manifestación es el prurito producido por la re­acción alérgica a la saliva del piojo. El niño se queja de picores y se rasca repetidamente. Además pueden presentarse excoriaciones, le­siones de rascado que podrían favorecer el de­sarrollo de infecciones bacterianas secundarias.

Medidas de control
Para intentar romper la cadena de transmisión de esta parasitosis, será necesario actuar des­de dos perspectivas:
1. Medidas higiénicas: Hacer un control visual periódico riguroso de la cabeza del niño, bus­cando liendres o piojos, al menos un par de veces a la semana, insistiendo a los padres para que logren que los niños no compartan ni gorros, cintas, bufandas, etc., guardando los complementos de cada niño en las mangas o bolsillos de su abrigo.
2. Medidas terapéuticas: Se utilizarán única­mente cuando el niño tiene piojos. Si al hacer el examen periódico, un padre descubre pio­jos, debe comunicarlo al colegio para poner en aviso a los profesores/tutores. En caso de ausencia de piojos y/o liendres, no deben utili­zarse los métodos químicos, que pueden crear resistencias aumentando así el problema. Lo mejor son las medidas preventivas de carácter físico, vigilando la cabeza del niño.


Tratamientos pediculicidas.
Existen varios tipos de productos: Físicos y Químicos
- Químicos: Los productos pediculicidas son efectivos al 100% en los piojos, pero no hay ningún pro­ducto que mate la totalidad de las liendres, su eficacia está en el 80% en los huevos. Por este motivo será importante, en caso de infestación, repetir el tratamiento a los 7 ó 10 días. Si des­pués de aplicar correctamente un producto, se detectan nuevamente piojos a los 3 o 4 días, debe repetirse el tratamiento, con otro pediculi­cida diferente porque pueden existir resisten­cias.
Actualmente en el mercado existen múltiples productos autorizados. Estos se encuentran en diversas formas galénicas: cremas, lociones, gel-loción y champús. Se utilizarán preferente­mente las lociones, gel-lociones y espumas. Se dejarán actuar el tiempo recomendado por el fabricante y seguidamente se aclararán con preparados a base de agua y vinagre (2:1) que disuelve el cemento adhesivo que fija el huevo al pelo, favoreciendo su eliminación. Acto seguido se procederá a lavar con un champú, no necesariamente pediculicida. Se volverá a repetir al cabo de una semana.
Un inconveniente de estos tratamientos es que muchas formulaciones de estos productos, es­pecialmente colonias y champús, reducen la eficacia del insecticida para matar a los hue­vos (los más resistentes), al añadir siliconas y agentes acondicionadores.
- Físicos: Son una nueva generación de productos a base de silicona (dimeticona).
Las siliconas son capaces de penetrar en el sis­tema respiratorio produciendo la muerte del piojo por asfixia, tanto del piojo como de los huevos. Siendo sus ventajas la son baja irritabi­lidad y gran eficacia.

Recomendaciones
- Si descubre que tiene piojos, es necesario que lo comunique a las personas que le rodean, para que puedan comprobar si también tienen y extremar las medidas preventivas.
- No utilizar pediculicidas con fines preventi­vos, sólo iniciar el tratamiento si se observan liendres y/o piojos.
- Ante un caso confirmado, utilizar un pediculi­cida completando la extracción de las liendres con peines diseñados para tal fin, de forma concienzuda y con paciencia. Se repetirá la operación a los 7-10 días. La Permetrina 1% y/o la silicona como alternati­va. Si vuelve a tener piojos, la mayoría de las veces se tratará de reinfecciones, no de fracasos en el tratamiento, por lo que podrá utilizarse de nuevo el mismo producto.
- Tener una gran dosis de paciencia y de cons­tancia para eliminarlos completamente.
No se recomienda utilizar ningún pediculicida en menores de dos años. En caso de infesta­ción se procederá a su eliminación con la lendrera.

• Mercè Camps, Gabinete Técnico Farmacéutico M. Camps

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